martes, 21 de abril de 2015

Histografía: Ansel Adams

Epoca comercial


Colorama. Ansel Adams
Colorama Kodak. Ansel Adams


El gran reconocimiento que consiguió Ansel Adams, no alivió sus presiones financieras. En una carta, de fecha 6 de agosto de 1935, le escribió a Weston: "He estado muy ocupado, y estoy muy cansado, pero a pesar de ello, no parece que puede tener una vida acomodada”. Adams se vio obligado a pasar gran parte de su tiempo como fotógrafo comercial. Sus clientes cubrían toda la demanda comercial, desde el concesionario de Yosemite, el Servicio de Parques Nacionales, una empresa de frutos secos, … hasta grandes marcas como Kodak, Zeiss, IBM y AT & T. Realizaba todo tipo de trabajos desde retratos a catálogos, como los Coloramas de Kodak. El 2 de julio de 1938 escribió a su amigo David McAlpin, 
"tengo que hacer algo en un futuro relativamente cercano para recuperar el buen camino en la fotografía. Estoy literalmente inundado con el trabajo “comercial”. Es necesario por razones prácticas, pero estoy muy limitado en lo que respecta a mi trabajo creativo”. 

Aunque Adams se convirtió en un especializado fotógrafo comercial, el trabajo era intermitente, y él estaba constantemente preocupado por pagar las cuentas del mes. Su situación financiera siguió siendo precaria y sufrió de estrés hasta el final de su vida. Fue su gran carga.

Su dominio técnico fue parte de su leyenda. Más que cualquier fotógrafo creativo, se deleitaba en la teoría y la práctica del medio. Weston y Strand le consultaban con frecuencia para el asesoramiento técnico, esta le llevó a desempeñar el trabajo como consultor fotográfico de Polaroid y Hasselblad. Adams desarrolló el famoso "sistema de zonas" que sirve para controlar y relacionar la exposición y el revelado. Permite a los fotógrafos visualizar creativamente una imagen y producir una fotografía que refleje la realidad. Adams escribió diez volúmenes de manuales técnicos sobre fotografía, convirtiéndose en los libros más influyentes que se han escrito sobre este tema.

La energía y la capacidad para el trabajo de Adams eran simplemente colosal. A menudo trabajaba durante dieciocho o más horas al día, durante días y semanas. No tuvo vacaciones, y los domingos no existían para Ansel Adams. Con frecuencia, y después de un intenso período de trabajo, regresaba a San Francisco o Yosemite, para ver a la familia y amigos, ya que era un torbellino constante de la actividad social, amigos, y colegas. Esta vitalidad también se fue un poco reflejo del alcohol, por el que sentía un cariño especial. Como Beaumont Newhall escribe en “ENFOQUE: Memorias de una vida en Fotografía” (1993): 
Ansel fue un gran hombre juerguista y le encantaba entretener. Tenía una personalidad muy dominante, y siempre era el centro de atención.

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